Asamblea Parroquial 2025

El pasado sábado 15 de noviembre se realizó en la parroquia la Asamblea Parroquial para continuar con los trabajos pastorales. Se ha precisado que, la comunidad parroquial se ha caracterizado por el respeto, y por la valentía para señalar las injusticias; sin perder su generosidad para ayudar a quien lo necesita.

Consejo de Gobierno

11/20/20253 min read

La Asamblea Parroquial es un instrumento y espacio de planeación que, tiene como fin dar continuidad a un proyecto pastoral en el gran proyecto arquidiocesano, teniendo presente que somos una sola Iglesia que peregrina hacia su Pastor.

Este encuentro se realizó con trabajos previos, tanto del Consejo de Pastoral como de la Comisión de Festejos de la Parroquia (ambos forman el Consejo de Gobierno Parroquial) para ubicarnos todos en el camino y la ruta de esta comunidad. De modo que, el lema que acompañó esta sesión fue aquella tomada de San Juan (1,35-42): "Hemos encontrado al Mesías". 

Después, con las preparaciones de Lourdes Poot y de Bielka Angulo, se trazó el proceso que ha tenido la parroquia, retroalimentando las fortalezas, oportunidades, las debilidades y las amenazas. Además, haciendo memoria de la visita pastoral que se llevó a cabo el 3 de mayo de 2023, con la presencia del obispo auxiliar Mons. Javier Acero, se recuperaron tres verbos para dar atención al plan arquidiocesano de este año. Estos tres verbos son: Cuidar, Dignificar y Colaborar. Nuestro párroco, profundizó estos verbos para que sean ejes del plan pastoral parroquial de este año:

Cuidar: es la forma más concreta de la caridad. Implica hacernos responsables unos de otros: cuidar la fe, la liturgia, los espacios comunes, a los más frágiles. Cuidar es crear un ambiente donde cada persona se sienta acogida y protegida, porque sabe que su vida importa. Es reproducir el estilo de Jesús, el Buen Pastor, que conoce a cada una de sus ovejas.

Cuidar es más que atender necesidades: es reconocer en el otro un hermano(a). Una comunidad que cuida es aquella que acompaña, que escucha, que sostiene en la fe y en la vida diaria. Cuidar es hacer visible la ternura de Dios, especialmente hacia los más indefensos. Quien cuida, construye comunión.

Dignificar: significa mirar a cada persona con la misma dignidad con la que Dios la creó. Una comunidad que dignifica es aquella donde nadie es reducido a su función, su historia o su situación. Es una comunidad que trata con respeto, escucha con atención y valora el aporte de todos. Dignificar es el verbo que impide que la parroquia se convierta en un lugar de intereses partidistas o de unos cuantos que sólo desean apropiarse de la fiesta patronal de este lugar.

Dignificar es mirar a cada persona como Dios la mira: con respeto y esperanza. Toda acción pastoral tiene este objetivo: que cada miembro descubra que su vida vale, que tiene un lugar y una misión. Cuando una comunidad dignifica, anuncia el Evangelio con hechos y es capaz de levantar la voz cuando se pisotean los derechos de los demás.

Colaborar: es reconocer que la misión es demasiado grande para hacerla solos. La Iglesia no crece por esfuerzos aislados, sino por la comunión de muchos carismas puestos al servicio del Reino. Colaborar significa sumar, construir puentes, unir fuerzas entre sacerdotes y laicos, entre grupos y movimientos, entre generaciones y sensibilidades. Colaborar es dejar que el Espíritu Santo haga de todos “un solo cuerpo y un solo espíritu”.

Es pasar de ser espectadores a ser discípulos activos. La comunidad que colabora vive la corresponsabilidad; entiende que la parroquia es de todos. Colaborar significa crear vínculos, abrir espacios, y dejar que Dios multiplique sus dones.

En conjunto, estos tres verbos marcan un camino de madurez cristiana: una comunidad que cuida, dignifica y colabora es una comunidad donde Dios encuentra un hogar y donde los hermanos encuentran un refugio. Son verbos que, vividos con humildad y constancia, convierten la vida parroquial en un auténtico signo del Reino en medio del mundo. 

Estos tres verbos, son un estilo y el inicio de la formación de valores en la parroquia. De ninguna manera, representan ingenuidad y canonización de la violencia verbal y física, de quienes buscan estar provocando porque tienen otros intereses ajenos a una vivencia en la fe. Somos concientes que, verdaderamente, la parroquia es un espacio seguro, donde se gestan las oportunidades para un verdadero crecimiento en la fe y en la madurez humana. 

Encomendamos el trabajo anual a María, nuestra Madre, y a la intercesión de nuestro patrono, San Lorenzo. Dios nos siga protegiendo en su amor.